El frasco de la vida
- Atención Psicológica Integral JR
- 1 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Un profesor quería darle una enseñanza que animara a reflexionar a sus alumnos sobre la vida. De pie, frente a los jóvenes, sacó de debajo de la mesa un gran frasco y lo colocó sobre la mesa. Luego sacó una docena de pelotas de golf y empezó a colocarlas una por una dentro del frasco.
Cuando el frasco estuvo lleno hasta el tope y no podía colocar más pelotas, le preguntó a sus estudiantes:
– ¿Está lleno este frasco?
Todos dijeron un sí rotundo.
Entonces les preguntó:
– ¿Están seguros?
Y sacó de debajo de la mesa un cubo con piedras pequeñas. Las echó dentro del frasco y las movió, de manera que las piedras se fueran acomodando en el espacio vacío entre las pelotas de golf.
Cuando terminó, volvió a preguntarles si el frasco estaba lleno.
Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.
Muy bien contestó el expositor. Sacó de debajo de la mesa un cubo lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas.
Una vez más pregunto al grupo: ¿Está lleno este jarro?
Esa vez, los estudiantes pensaron que sí estaría lleno, ¡era imposible meter nada más!
Una vez más, el maestro sacó arena de debajo de la mesa y la vertió en el frasco, de manera que ocupara los espacios que habían dejado las piedras pequeñas.
Cuando terminó, miró al auditorio y preguntó:
– ¿Cuál creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?
Uno de los estudiantes levantó la mano y dijo:
– La enseñanza es que no importa cuán lleno esté tu horario, si lo intentas, siempre podrás incluir más cosas.
– ¡No! – replicó el expositor – la enseñanza es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en otro momento.
Morajela: En la vida, como en el frasco, debemos preocuparnos por aquellas cosas o personas verdaderamente importante, que representan esas pelotas de golf. Si perdemos el tiempo en nimiedades o en proyectos que no nos reportan satisfacción ni son significativos, al final corremos el riesgo de no tener espacio para las cosas realmente importantes.

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